Un viaje de 52 días para profundizar tu relación con Dios a través de la meditación, reflexión y oración.
Comenzar el Viaje Recursos AdicionalesDescubre la transformación que viene a través de pasar tiempo intencional en la Palabra de Dios cada día
Un plan de lectura devocional no busca simplemente transmitir información bíblica, sino fomentar la transformación personal a través de la comunión diaria con Dios. Este plan está diseñado para guiarte en un tiempo de intimidad con el Señor que incluye:
A diferencia de planes de lectura que abarcan grandes secciones de texto, este plan devocional te invita a desacelerar, a permitir que la Palabra penetre profundamente en tu corazón, y a desarrollar el hábito de escuchar la voz de Dios a través de Su Palabra.
Pasajes cuidadosamente seleccionados para maximizar la reflexión personal y el crecimiento espiritual.
Guías para rumiar la Palabra, permitiendo que transforme tu mente y corazón.
Estructura para convertir las verdades bíblicas en conversación íntima con Dios.
Organizado en semanas temáticas para un viaje espiritual transformador
Explorando los atributos divinos para una adoración más profunda e íntima
"Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre... Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias... Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia..."
Agradece a Dios por cada uno de Sus atributos mencionados en el Salmo. Convierte cada característica de Dios en adoración. Expresa cómo Su misericordia, compasión y amor han impactado tu vida.
"¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance... Los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas..."
Reconoce la omnipotencia de Dios y su infinita sabiduría. Entrega a Dios las áreas donde te sientes débil o cansado. Pide que renueve tus fuerzas mientras aprendes a esperar en Él.
"Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios... El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor... En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados."
Agradece a Dios por Su amor inmerecido. Pídele que te ayude a comprender más profundamente la dimensión de Su amor revelado en Cristo. Ora por un corazón que ame a otros como Él te ha amado.
Experimentando la libertad que viene a través del perdón de Dios y aprendiendo a perdonar a otros
"Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo... Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios..."
Agradece a Dios por Su gracia inmerecida. Reconoce tu dependencia completa de Su obra salvadora. Pide que te muestre las "buenas obras" que Él ha preparado para ti hoy.
Experimentando la libertad que viene a través del perdón de Dios y aprendiendo a perdonar a otros
"Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo... Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios..."
Agradece a Dios por Su gracia inmerecida. Reconoce tu dependencia completa de Su obra salvadora. Pide que te muestre las "buenas obras" que Él ha preparado para ti hoy.
"Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad... Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad... Y tú perdonaste la maldad de mi pecado."
Abre tu corazón en confesión honesta ante Dios. Identifica áreas específicas donde necesitas Su perdón. Descansa en la promesa de Su completo perdón y celebra la libertad que Él te da.
"Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros."
Pide a Dios que te muestre si hay alguien a quien necesitas perdonar. Reconoce cualquier resentimiento que hayas estado guardando. Ora por la gracia para perdonar como Cristo te ha perdonado.
"Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete..."
Medita en la magnitud del perdón que has recibido de Dios. Pide un corazón que refleje Su generosidad para perdonar. Ora por personas específicas que te hayan ofendido repetidamente.
"...Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó... traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado."
Agradece a Dios por su amor de Padre que te recibe con brazos abiertos. Si hay áreas donde te has alejado, regresa a Él en arrepentimiento. Pide un corazón que refleje Su misericordia hacia otros.
"¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados."
Alaba a Dios por Su inigualable perdón. Visualiza tus pecados siendo arrojados a lo profundo del mar y agradece a Dios por esta libertad. Pide ayuda para dejar de castigarte por lo que Dios ya ha perdonado.
"Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte."
Agradece a Dios por la libertad de la condenación que tienes en Cristo. Pide al Espíritu Santo que te guíe en vivir desde esta realidad. Ora por la capacidad de caminar cada día en la libertad que Cristo te ha dado.
Fortaleciendo tu fe y aprendiendo a confiar en Dios en todas las circunstancias
"Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve... Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios... Y sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan."
Pide a Dios que fortalezca tu fe. Identifica áreas donde necesitas mayor certeza y confianza en Sus promesas. Agradece a Dios por las evidencias de Su fidelidad en tu vida hasta ahora.
"Y uno de la multitud respondió: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo... Y Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad."
Sé honesto con Dios acerca de tus luchas con la incredulidad. Pide que aumente tu fe donde más la necesitas. Entrega a Jesús aquellas situaciones donde tu fe está siendo probada.
"Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal; porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos."
Entrega a Dios tus preocupaciones y decisiones actuales. Confiesa las áreas donde has confiado más en tu propia sabiduría. Pide discernimiento para reconocer Sus caminos en cada aspecto de tu vida.
"...Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto... Y Abraham... tomó a Isaac su hijo... y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo... Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá."
Entrega a Dios aquello que más atesoras. Pide una fe como la de Abraham que obedece incluso cuando no entiende. Confía en la provisión de Dios para cada necesidad que enfrentes.
"Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia... Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra."
Identifica las pruebas que enfrentas actualmente y agradece a Dios por su potencial para fortalecer tu fe. Pide sabiduría con confianza plena en la bondad y generosidad de Dios. Ora por estabilidad en tu caminar de fe.
"...Pedro le respondió: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?"
Pide a Jesús que te ayude a mantener tus ojos fijos en Él en medio de las tormentas. Considera qué pasos de fe te está llamando a dar. Agradece que, incluso cuando dudas, Su mano está extendida para sostenerte.
"Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús."
Entrega a Dios cada una de tus preocupaciones y ansiedades, nombrándolas específicamente. Con cada petición, añade un agradecimiento por algo que Dios ha hecho. Recibe Su paz que sobrepasa todo entendimiento.
Conociendo y experimentando el poder transformador del Espíritu Santo en tu vida
"Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad... No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros... Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho."
Agradece a Jesús por enviarte al Espíritu Santo como tu Consolador. Pide al Espíritu que te enseñe más profundamente las palabras de Jesús. Invita al Espíritu a revelarte verdades específicas que necesitas hoy.
"Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne... El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza... Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu."
Pide al Espíritu Santo que examine tu vida y revele cualquier área donde estés cediendo a los deseos de la carne. Ora por el desarrollo de cada aspecto del fruto del Espíritu en tu carácter. Comprométete a "andar por el Espíritu" hoy.
"... les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre... seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días... recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra."
Pide una nueva llenura del Espíritu Santo en tu vida. Ora por el poder para ser testigo en tus "Jerusalén, Judea y Samaria" (círculos de influencia). Entrega a Dios tus temores relacionados con compartir tu fe.
"Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu... Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros."
Pide al Espíritu Santo que renueve tu mente según Sus pensamientos. Agradece por la vida que el Espíritu trae a tu ser. Escucha en silencio al Espíritu que testifica a tu espíritu que eres hijo/a de Dios.
"Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo... Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho... Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere."
Agradece al Espíritu por los dones específicos que te ha dado. Pide sabiduría para descubrir y desarrollar tus dones espirituales. Ora por oportunidades para usar tus dones para edificar a otros y glorificar a Dios.
"Mirad, pues, con diligencia cómo andéis... No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones..."
Pide al Señor que te llene nuevamente de Su Espíritu. Dedica tiempo a adorar con "salmos, himnos y cánticos espirituales". Expresa gratitud por todas las cosas en el nombre de Jesucristo.
"Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos."
Reconoce tus debilidades en la oración. Invita al Espíritu a interceder por ti en las situaciones donde no sabes cómo orar. Dedica un tiempo de silencio permitiendo al Espíritu orar a través de ti.
Profundizando en la comunicación con Dios a través de diversos aspectos de la oración
"Y cuando ores, no seas como los hipócritas... Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto... Y orando, no uséis vanas repeticiones... Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre..."
Examina tus motivaciones para orar. Busca un lugar tranquilo para estar a solas con Dios. Ora siguiendo el modelo que Jesús enseñó, reflexionando sobre cada parte de la oración del Padre Nuestro.
"Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas... Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán... Mi alma se saciará como de meollo y gordura, y con labios de júbilo te alabará mi boca..."
Expresa a Dios tu anhelo personal de Él usando tus propias palabras y metáforas. Alaba a Dios por Su misericordia que es "mejor que la vida". Ora para que tu alma encuentre plena satisfacción en Su presencia.
"Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad... Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros."
Pide al Espíritu Santo que te revele áreas de pecado en tu vida. Confiesa estos pecados específicamente, confiando en la fidelidad de Dios para perdonar. Agradece por la limpieza y restauración que Él ofrece.
"Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús."
Practica la oración continua estableciendo "recordatorios" a lo largo del día para elevar tu mente a Dios. Haz una lista de diez cosas por las que estás agradecido, incluyendo algunas circunstancias difíciles. Agradece a Dios por cada una.
"¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas... ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él... La oración eficaz del justo puede mucho."
Identifica tus necesidades actuales y lístalas como peticiones específicas. Ora por personas que están enfermas o en dificultades. Pide a Dios que te muestre cómo puedes incorporar a otros en tu vida de oración.
"Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob."
Dedica al menos cinco minutos a estar en silencio ante Dios, sin palabras, simplemente consciente de Su presencia. Medita en lo que significa que Él sea "exaltado entre las naciones". Descansa en la seguridad de que Él es tu refugio.
"Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo... para que lo manifieste como debo hablar."
Identifica áreas donde necesitas perseverar en oración. Ora por misioneros y líderes que están compartiendo el evangelio. Pide puertas abiertas para compartir tu fe y la valentía para hablar como debes.
Desarrollando un carácter semejante al de Cristo y cultivando disciplinas espirituales
"Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder... vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor."
Agradece a Dios por darte todo lo que necesitas para la vida y la piedad. Ora por cada cualidad mencionada en el pasaje, pidiendo crecimiento específico donde más lo necesitas. Pide diligencia para participar activamente en tu desarrollo espiritual.
"Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador... Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí... El que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer."
Reconoce tu dependencia total de Cristo para producir fruto. Identifica cualquier área donde estés intentando producir fruto "por ti mismo". Pide a Dios que te muestre cómo puedes permanecer más conscientemente en Él durante el día.
"Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."
Ofrécete a Dios como un sacrificio vivo, presentando cada parte de tu cuerpo para Su servicio. Pide que tu mente sea renovada a través de Su Palabra. Ora por discernimiento para reconocer los patrones mundanos que necesitas abandonar.
"Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos... Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará."
Pide a Dios que cultive en ti un deleite genuino en Su Palabra. Ora por disciplina para meditar regularmente en las Escrituras. Pide que tu vida produzca fruto constante y abundante como resultado de tu arraigo en la Palabra.
"No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús... olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está adelante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús."
Pide a Dios una actitud de humildad que reconozca que aún no has "llegado". Libera el pasado —tanto fracasos como éxitos— que te impide avanzar. Renueva tu compromiso de perseguir la meta de ser como Cristo.
"Pero persiste tú en lo que has aprendido... Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra."
Agradece a Dios por el regalo de Su Palabra inspirada. Pide que la Escritura te enseñe, corrija, reprenda e instruya en tu caminar diario. Comprométete a persistir en lo que has aprendido de la Palabra.
"Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe..."
Identifica los "pesos" específicos y pecados que te estorban y entrégalos a Dios. Pide perseverancia para tu carrera espiritual. Enfoca tu mirada en Jesús, agradeciendo que Él no solo inició tu fe sino que la llevará a la perfección.
Anticipando la esperanza futura mientras vivimos victoriosamente en el presente
"He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados... Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad... ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?... gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo."
Agradece a Dios por la esperanza de la resurrección. Celebra la victoria que Cristo te ha dado sobre el pecado y la muerte. Pide fuerza para permanecer firme y abundar en la obra del Señor a la luz de esta esperanza.
"Vi un cielo nuevo y una tierra nueva... Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron."
Expresa tu anhelo por la nueva creación. Entrega a Dios tus lágrimas, dolores y pérdidas, confiando en Su promesa de restaurarlo todo. Agradece que Él hará "nuevas todas las cosas" y que tú serás parte de esa realidad.
"Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse... también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo."
Entrega a Dios tus sufrimientos presentes a la luz de la gloria futura. Expresa tu anhelo por la plena redención de tu cuerpo y de toda la creación. Agradece por el Espíritu Santo como anticipo de lo que vendrá.
"Y oí como la voz de una gran multitud... que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado... Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero."
Adora a Dios como el Rey Todopoderoso que reina. Celebra tu inclusión en la novia de Cristo. Pide que el Espíritu te ayude a prepararte para ese día glorioso, viviendo en santidad y fidelidad.
"Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible... reservada en los cielos para vosotros... para que sometida a prueba vuestra fe... sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo."
Bendice a Dios por la esperanza viva que tienes en Cristo. Agradece por la herencia incorruptible que te espera. Ora por fe probada que permanezca firme en las pruebas, fijando tus ojos en el gozo futuro.
"No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay... voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis."
Entrega a Jesús tus preocupaciones y temores. Agradece que está preparando un lugar para ti. Ora por un corazón que anhele estar con Él para siempre. Renueva tu compromiso de seguirle como "el camino, la verdad y la vida".
"Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas."
Pide a Dios que renueve tu hombre interior día a día. Entrega tus tribulaciones presentes con la confianza de que producen un "eterno peso de gloria". Ora por ojos de fe que vean más allá de lo temporal hacia lo eterno.
Llevando el amor de Cristo al mundo a través del servicio desinteresado
"Sabiendo Jesús... que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos..."
Agradece a Jesús por su ejemplo de humildad y servicio. Confiesa cualquier orgullo que te impida servir a otros. Pide a Dios que te muestre formas específicas de "lavar los pies" de alguien hoy.
"...tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber... Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis."
Pide a Dios que te dé ojos para ver a Cristo en aquellos que sufren. Ora por oportunidades específicas para servir a los "más pequeños". Pide un corazón compasivo que responda a las necesidades que encuentras.
"Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe... El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece..."
Confiesa las áreas donde has servido sin amor. Pide a Dios que llene tu corazón con Su amor sobrenatural. Ora por la habilidad de amar incluso a aquellos que son difíciles de amar.
Herramientas que complementarán tu tiempo devocional diario
Aprende diversos métodos para meditar profundamente en las Escrituras, incluyendo la Lectio Divina, el estudio inductivo y más.
ExplorarPlantillas para registrar tus reflexiones, oraciones y aplicaciones personales de cada día del plan devocional.
DescargarUn método sencillo para estructurar tus tiempos de oración, basado en el modelo ACAS (Adoración, Confesión, Agradecimiento, Súplica).
Ver GuíaNo hay mejor momento que ahora para profundizar tu relación con Dios. Establece un tiempo diario para este plan devocional y observa cómo tu vida espiritual florece.
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